Nuestro diciembre

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Francisco Martín Moreno EN REFORMA

4 MIN 00 SEG

26 diciembre 2023

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Los mexicanos somos verdaderos privilegiados en el entorno de la "aldea mundial" sobre todo si aquilatamos la presencia de un mes de diciembre pletórico de tradiciones muy ricas que hemos venido disfrutando ya no sólo a través del tiempo, sino de los siglos. Comenzamos el capítulo de celebraciones el día 12 cuando los creyentes católicos concurren masivamente a la Basílica de Guadalupe para festejar con desbordado entusiasmo a la Patrona de México y a dar gracias por los favores recibidos. Las fiestas ofrecidas por un pueblo devoto, las mañanitas interpretadas por diversos grupos de mariachis y de cantantes populares tan pronto aparecen los primeros rayos del alba, las misas, los Te Deums, las peregrinaciones originadas desde los rincones más remotos del país, son pruebas más que sólidas de una fe centenaria arraigada en el fondo de la idiosincrasia nacional.
La fiesta popular de ninguna manera es irrelevante, no sólo por el acento religioso que se imprime precisamente ese día, sino porque marca el inicio de un enorme "puente" vacacional que termina hasta el año siguiente, precisamente el día de reyes, después de casi un mes de suspensión masiva de actividades nacionales. El arribo del "puente Guadalupe-Reyes" implica el inicio del ocio, de los brindis por el final del año, de las posadas, de las despedidas efusivas y de las reconciliaciones, en fin, otra etapa más de vacaciones y jolgorio en donde nada existe salvo la gran fiesta mexicana decembrina regada abundantemente con buenos jarros repletos de colosal ponche.

Durante una semana de posadas se sirve el ponche confeccionado con ron, agua caliente, pequeñas cañas de azúcar, tejocotes, guayaba, pedazos de manzana, ciruelas pasas, canela y piloncillo con algo de flor de la jamaica, todo ello servido en jarros de barro para entrar en calor... La fiesta llega a su máxima expresión cuando, antes de la cena, se rompe "la piñata", una costumbre cuyas raíces se pierden en la China legendaria y que llega a Europa a través de las rutas comerciales abiertas por Marco Polo hasta Italia, en donde se le conocía como piña o Pigatta en italiano, para de ahí pasar a España y luego a la Nueva España a través de los misioneros.

Las "Posadas" vienen acompañadas por "las Pastorelas", costumbre que también se remonta a los primeros años de la conquista espiritual de México.
¡Claro que la fiesta principal a celebrar en diciembre es, sin duda, la de la navidad! Surge entonces otro momento intenso de convivencia familiar al comprar el consabido árbol para decorarlo, año tras año, al igual que a toda la casa con motivos navideños de acuerdo a la antigua tradición importada con el paso del tiempo de Alemania. Es la gran oportunidad para dar y recibir. El gran momento de las reconciliaciones, la coyuntura ideal para extender perdones recíprocos y empezar a concluir el año entre abrazos y buenos deseos. Para concluir las celebraciones del mes no podía faltar ni la misa de gallo para los creyentes ni, por supuesto, el día de los Santos Inocentes, el día esperado durante todos los años para timar con buen estilo y simpatía a los seres queridos y a los amigos, quienes entregarán candorosamente el bien solicitado a título de préstamo, casi siempre dinero, mismo que el acreedor jamás volverá a recuperar sobre todo si lo prestó el 28 de diciembre. El último día del mes de diciembre concluye con fuegos artificiales, música, baile y vinos generosos mientras se comen 12 uvas al ritmo de las doce campanadas que anuncian la conclusión de un año más y el inicio de otros 12 meses que deberán ser bienaventurados.

¿Qué país puede presumir de tener un diciembre tan lleno de fiestas? Brindis, agasajos, banquetes, ceremonias, cuetes, intensa vida familiar, suertes divertidas como la del día de los Santos Inocentes, ruptura de piñatas entre canciones y bromas, colocación de "Nacimientos" con sus respectivos pesebres, ofrecimientos de mandas a la Gran Patrona de los mexicanos, el disfrute de los aguinaldos, el momento del árbol, el del abrazo, el de las buenas intenciones con las que yo termino esta colaboración no sin antes desearles a mis lectores toda clase de éxitos en el 2024, buena salud, mucho amor y realizaciones profesionales, siempre y cuando acertemos en las próximas elecciones y nos abstengamos de votar por Morena y la 4T.

¡Feliz 2024!

 
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